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Fundido en negro

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La anécdota es banal, reconozcámoslo. Pero el ardid de narrarla al revés, empezando por el final, como un filme que se proyecta “en retroceso”, contraría la banalidad. La desmiente, por qué no, haciéndonos ver con otra luz, desde una perspectiva nueva, algo que había perdido toda sorpresa para nuestros ojos.


Fundido en negro

Termina de cruzar la carretera y respira aliviado. Los últimos pasos han sido los más angustiosos. Por un momento, a mitad de camino, ha creído que no lo conseguiría. Y eso que ha empezado a andar decidido, recordando las palabras del poeta : « No se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos ». Ahora se alegra de haber tirado el bastón antes de cruzar. Así nadie podrá decir que los coches lo han esquivado para no atropellar a un ciego.

Texte original en espagnol, signé Eduardo Berti & Pablo Martín Sánchez.